Hoy quiero hacerte una pregunta, y me gustaría que la respondieras con honestidad. ¿Qué representa Jesús para ti?
Hago la pregunta porque el nombre de Jesús es muy conocido en este lado del hemisferio, pero realmente pocos tienen una experiencia vivencial con Él.
Muchos han convertido el nombre de Jesús en una mera ritualidad. Un símbolo de una cruz colgado en el pecho o en las paredes de nuestras casas. La fe que hay en Jesús en estos días, es simplemente conocimiento histórico. De la misma forma que saben que existió Gandhi o Cristóbal Colon, la cuestión es que para muchos, Jesús es solo un dato. En el mejor de los casos Jesús es un objeto de afecto, como lo es la camisa que nos regaló la abuela, o la fotografía de graduación.
Es por eso que quisiera que meditaras en la pregunta que antes te hice. Jesús sigue siendo tan justo, santo y bueno como siempre lo ha sido. El sigue siendo Rey. Me pregunto si lo conoces.
Quisiera poder expresarte con mis palabras lo que Él es, pero la torpeza de mi redacción me limita para describir toda su grandeza. Prefiero transcribir las palabras del Dr. Lockridge sobre lo que Jesús es.
“Mi Rey nació Rey. La Biblia dice que Él es Rey en siete formas. Él es Rey de los Judíos. Él es Rey de Israel. Él es Rey de justicia. Él es Rey de los siglos. Él es Rey de los cielos. Él es Rey de gloria. Él es Rey de reyes y el Señor de señores. ¡Él es mi Rey! Me pregunto si lo conoces.
David dijo que los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Mi Rey es el único del cual ninguna forma de medida puede definir su amor infinito. Ningún telescopio, por potente que sea, puede mostrar los límites de su provisión. No hay barrera que pueda detenerlo. Mi rey es un rey Soberano. Él es por siempre fuerte. Él es completamente sincero. Él es eternamente constante y firme. Él es inmortalmente lleno de gracia. Él es majestuosamente poderoso. Él es imparcialmente misericordioso.
Él es el fenómeno más grande que ha atravesado el horizonte de este mundo. Él es el Hijo del Dios viviente. Él es el salvador de los pecadores. Él es el punto central de la civilización. Él es inigualable. Él es imprescindible. Él es firme en sí mismo. Él es honesto. Él es único. No tiene paralelo. No tiene precedente. Él es supremo. Él es preeminente. Es el tema más elevado de la literatura. Él es la más alta personalidad en filosofía. Él es el más grande problema para los críticos. Él es la doctrina fundamental de la verdadera teología. Él es la necesidad carnal de una religión espiritual. Él es el único calificado para ser suficiente salvador. Él es el milagro de los tiempos. Él es el superlativo de toda cosa buena que seas capaz de llamarlo. ¡Éste es mi Rey! Me pregunto ¿Lo conoces?
Él es el único capaz de suplir todas nuestras necesidades simultáneamente. Él da fortaleza a los débiles. Él siempre está disponible para el que es tentado y para el que está cansado. Él tiene misericordia y salva. Él es el Dios que fortalece y sostiene. Él guarda y guía. Él sana a los enfermos. Él limpia a los leprosos. Él perdona a los pecadores. Él quita la carga a los deudores. Él libera a los cautivos. Él defiende a los débiles. Él bendice a los jóvenes. Él sirve a los menos afortunados. Él cuida a los ancianos. Él recompensa a los diligentes y embellece a los mansos de corazón. ¿Lo conoces?
Mi Rey es la llave del conocimiento. Él es fuente de sabiduría. Él es la puerta de la liberación. Él es el camino de paz. Él es la senda de justicia. Él es la autopista hacia la santidad. Él es la puerta de gloria. Él es el Señor de los poderosos. Él es el capitán de los conquistadores. ¿Lo conoces?
Él es la cabeza de los héroes. Él es el líder de los legisladores. Él es el supervisor de los vencedores. Él es el gobernador de los gobernadores. Él es el príncipe de príncipes. Él es el Rey de reyes y Señor de señores ¡Él es mi Rey!
Su vida es inigualable. Sus promesas son seguras. Su luz es sin igual. Su bondad es ilimitada. Su misericordia es para siempre. Su amor nunca cambia. Su Palabra y su gracia son suficientes. Su reino es justo y verdadero. Su yugo es fácil y ligera su carga.
Quisiera poder describírtelo pero Él es indescriptible. Él es incomprensible. Él es invencible. Él es irresistible. Vengo a decirles, que los cielos no lo pueden contener, mucho menos un hombre tratar de describirlo. No puedes sacarlo de tu mente. No te puedes deshacer de Él. No puedes vivir más allá de Él y no puedes vivir sin Él. Los fariseos no lo soportaban Y se dieron cuenta que no lo podían detener. Pilatos no pudo encontrar falta en Él. Herodes no pudo matarlo. La muerte y la tumba no pudieron detenerlo. ¡Este es mi Rey!”
Dr. S.M. Lockridge
Doctor en Teología y Pastor Bautista
1913 – 2000
Quisiera, sin ánimo de ser repetitivo, volver a hacerte la pregunta inicial: ¿Qué representa Jesús para ti? ¿Conoces a este Rey?
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