martes, 14 de septiembre de 2010

El amor

En ocasiones pienso que más importante que entender el concepto de algo, es el saber cómo funciona. Permítame explicar la frase anterior con más detalle. En este momento estoy escribiendo estas líneas en una computadora. Nunca he sido muy hábil para los dispositivos tecnológicos. De hecho soy torpe al escribir y bastante lento al hacerlo. Yo no entiendo muy bien la computadora como tal, pero si entiendo lo que hace por mí. En este momento me ayuda a escribir este mensaje. Así que, si bien no sé cómo funciona del todo, tengo una leve noción de en que consiste.

¿Le parece algo exagerado el ejemplo? Probablemente sí, pero permítame aplicar el ejemplo por medio de una pregunta personal: ¿Sabe usted que es el amor? La mayoría de personas intentarán explicarlo a su manera, algunas respuestas estarán hermosamente estructuradas y serán muy convincentes, pero lo cierto del caso es que muy pocas personas pueden definirlo. Sin embargo a la gente se le hace más simple entender lo que el amor hace por ellos, que poder explicarlo, esto es perfectamente normal y entendible. Sabemos del amor de una madre para sus hijos, de un esposo para su esposa; pero si alguien nos preguntara que le definiéramos ese sentimiento, a la verdad, no podríamos hacerlo. Tenemos una noción de cómo funciona, pero no lo entendemos del todo.

Pienso que el problema que ha surgido para poder definirlo, se basa en que cada quien parte de su experiencia personal para poder hablar sobre el amor. Esto ha hecho que sea mal entendido el concepto. En estos días el concepto de amor es tan diferente de lo que debería ser. Se ha mal entendido el amor y por tanto, se ha racionalizado su concepto a conveniencia. El sentimentalismo, el romanticismo, el deseo y el placer; todos conceptos egoístas, que buscan en el amor,  una escusa para justificar el hecho que lo que realmente deseamos, es obtenerlo para nuestro provecho. Todos estos conceptos buscan alimentar el ego de lo que “yo quiero” o lo que “yo hago”. Conceptos primariamente hedonistas, donde el placer puede más que el verdadero sacrificio. ¿Sentimentalismo, romance, deseo y placer igual ha amor? ¡No lo creo!

¿Entonces que es el amor? Cuantas personas se habrán hecho esta pregunta en la vida y aun así, por no buscar en el lugar adecuado, nunca han encontrado la respuesta, o nunca han experimentado el verdadero amor, pues no pueden encontrarlo por sí mismas. Si deseas saber sobre el amor, no puedes buscarlo en una enciclopedia, no está en una página Web o en una novela romántica. El amor no está en cada esquina, como mercancía a granel. Entonces te preguntarás: ¿Dónde puedo saber lo que es el amor?

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.  El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”
1 Juan 4:7-11
Tal vez usted ya lo notó, pero quiero resaltar dos afirmaciones del texto bíblico, que normalmente pasamos por alto: “El amor es de Dios” y “Dios es amor”. Estas afirmaciones son unas de las más reveladoras de toda la Biblia. La primera indica que el amor le pertenece a Dios. El es el dueño de todo cuanto existe y por ende del amor también. La segunda afirmación revela la naturaleza o procedencia del amor. Con esto es como si Dios nos marcara las reglas a seguir. Es como si Dios dijera:

1. Si deseas amar, toma en cuenta que yo soy el anfitrión, el amor es mío.
2. Si deseas amar, toma en cuenta que yo soy al que amas, porque yo soy el amor.

Profundicemos un poco en la primera afirmación: “El amor es de Dios”.
Si el amor es de Dios, entonces el amor no es un concepto humano. Por lo cual no le corresponde al hombre dar lo que no le pertenece. Para que el amor subsista en una relación, Dios siempre debe esta en medio. De aquí podemos ver por qué tantas relaciones fracasan hoy en día. Vemos al ser humano tratando de dar a otro ser humano, lo que no tiene para dar. La pasión y el sentimentalismo serán tan efímeros como cualquier otro aspecto de la existencia humana. Permanecerán hasta que su ciclo se complete y después de esto morirá, pues son emociones pasajeras mas el amor es eterno.

Ahora veamos la segunda afirmación: “Dios es amor”.
Si Dios es amor, el amor debe ser pensado con la misma santidad y reverencia con que nos referimos a Dios. Entonces el sexo, las emociones y el romance, deben ser pesadas con esta balanza. ¿Son estos aspectos de nuestra vida, algo que Dios pueda llamar justo, digno y santo? Si estos aspectos de nuestra vida no se asemejan a la naturaleza de Dios, sabemos entonces que estos no son amor, porque Dios es amor.
También a la luz de este concepto podemos entender porque en el mundo actual hay tanto dolor y sufrimiento. Padres que abandonan a sus hijos, la injusticia reinante, matrimonios al borde del fracaso,  Dios nunca estuvo ahí. El mundo le ha dado la espalda al amor, porque le ha dado la espalda a Dios. Con justa razón tan pocas personas en este mundo pueden definir al amor.

El amor no se define con razonamiento humano, dado que Dios es amor, no esta dentro de la sabiduría del hombre conocer a Dios. Solo podemos entender en que consiste. Y el amor consiste en que Dios nos amo primero. No es lo que nosotros le podamos dar a Dios, sino en que fue Dios el que se dio El mismo primero. Entonces el amor, desde la perspectiva divina es un sacrifico abnegado de Dios en favor nuestro. En eso consiste el amor, no podemos entenderlo, solo podemos ver los hechos. Y el hecho más notable de todo esto es que Dios nos amo antes que nosotros a Él. En esto se perfecciona el amor, en que no pasa por nosotros el amar, sino que depende de Él.

Acabo de finalizar estas letras que escribo, y aun así no entiendo cómo funciona por dentro este aparato. Estoy a pocos segundos de correr el cursor del mouse, hasta el icono de guardar y tal vez nunca entenderé como lo hace. Solo sé lo que hizo por mí… Sabe una cosa, acabo de entender que eso es el amor, no es lo que yo sepa de él, sino lo que Dios hizo por mí.

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