James Bain, fue condenado en 1974 a cadena perpetua, por los cargos de robo, secuestro y violación. Durante el juicio alegó inocencia de todos los cargos. Sin embargo fue condenado a toda una vida en prisión. Sentencia semejante ha de haber sido un trago difícil de pasar. En diciembre del 2009, Bain de 54 años de edad, fue puesto en libertad tras 35 años de injusto encarcelamiento. Una prueba de ADN demostró que James Bain era inocente de los cargos que se le imputaron. Treinta y cinco años en la cárcel por algo que no hizo. ¡Vaya que es injusto! No creo que haya algo más injusto que ser encarcelado por lo que otro hizo. ¿O sí?
“Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho. Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos? Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale! Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.”
Marcos 15:6-15
Hace unos días, cuando leía este pasaje, me preguntaba: ¿Qué habrá sido de la vida de Barrabás? Un hombre bandido, revoltoso, acusado por sedición y homicidio. Sin duda Barrabás no sería la clase de sujeto, que te gustaría como pretendiente de alguna de tus hijas.
Sin embargo y a pesar de cualquier argumento que podamos decir en contra de Barrabás, hay un hecho que debemos dar por ciertísimo según el texto bíblico, y es el hecho que él era culpable de todo lo que se le acusaba. En contraposición de Jesús, que no fue hallada en Él culpa de ningún delito.
Creo que esto es lo que más me molesta de la historia, el hecho que Jesús fuera condenado siendo inocente y Barrabas siendo culpable recibiera una nueva oportunidad. Como podría vivir tranquilo Barrabás, sabiendo que él debía pagar por un delito que claramente cometió, y que Jesús fuera el que tuviera que pagar por ello.
Es por esto que me pregunto sobre Barrabás: ¿Habrá aprovechado su oportunidad? ¿Habrá corregido su vida de delincuencia? ¿Habrá vivido una vida digna de tan grande regalo?
Fue en ese momento que entendí. Yo nunca fui menos culpable que Barrabás. Al igual que él, yo merecía la muerte por todas mis rebeliones. El lugar de Barrabás era mi lugar. La justa sentencia por mis pecados era la muerte. Y en lugar de ser sentenciado, al igual que Barrabás recibí una segunda oportunidad. Jesús tomó mi lugar. Él pagó el castigo por lo que nosotros hicimos. Tal y como el profeta Isaías dijo más setecientos años antes, acerca de Él:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Isaías 53:5
El sacrificio de Jesús no fue una injusta sentencia, ni un error en un sistema judicial. La muerte de Jesús no fue un accidente. Él escogió estar ahí. Jesús escogió la cruz, para que ninguno de nosotros la padeciese.
Pienso que debo replantear las preguntas que antes hice: ¿Estas aprovechando esta nueva oportunidad? ¿Has corregido tu vida de equivocaciones? ¿Estas viviendo una vida digna de tan grande regalo? Por favor, has que el sacrificio no haya sido en vano.
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