“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”
Marcos 6:34
¿Por qué es que Jesús miraba a las multitudes como ovejas sin pastor? La verdad es que pocas personas piensan en esto, pero lo cierto es que recurrentemente en la Biblia, somos comparados a las ovejas ¿Sabe usted por que?
Permítame contarle un poco acerca de la oveja. Una oveja es un animal manso, no tiene cuernos como el carnero, así que no puede defenderse por sí misma. Es dócil, al punto que pueden ser llevadas al matadero sin protestar. Son presa fácil de las fieras del campo y de los ladrones. También son dependientes en casi todo el sentido. Necesitan de un pastor que las guie a pastar y a las aguas para poder beber. Necesitan ser protegidas de las inclemencias del tiempo, pues se asustan con las tormentas. Deben dormir en un lugar protegido llamado redil, y necesitan de constante vigilancia para preservarse. Les cuesta distinguir la topografía del terreno, así que pueden desbarrancarse sin saber que caminan a la muerte. Así que la figura de un pastor es esencial para la oveja. Llega a ser tan dependiente, que su vida depende de aprender a distinguir quién es su pastor, para poder confiar en él.
Quiero que entienda muy bien este punto, pues la oveja, en su poca capacidad de raciocinio, logra entender que lo único racional que puede hacer, es confiar en la guía de su pastor. Sin el pastor, están desprotegidas, caminan sin rumbo, pueden perder el camino, no pueden encontrar pastos ni agua. En conclusión sin el pastor las ovejas perecen.
Como puede ver la oveja no puede hacer mucho por sí misma. Y por esto es que logro entender la ovejidad del ser humano delante de Dios. Y también entiendo por qué Jesús sentía compasión de las multitudes, que no tenían quien las guiara. Al igual que las ovejas sin pastor perecen, por su propia incapacidad, así también el ser humano perece espiritualmente sin la guía de Jesús:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”
Juan 10:14
Es reconfortante saber, que como oveja, soy cuidado por Jesús. Pues la figura de Jesús como pastor nos da seguridad. Al igual que un buen pastor cuida de su rebaño, así también Jesús, nos libra del camino peligroso (la falsa doctrina), nos guía a todo alimento espiritual (que es el conocimiento de su persona, por medio de la palabra), nos protege del ladrón y las fieras del campo (Satanás), Él es nuestro refugio en las tormentas (pruebas), para que no tengamos temor. Como puede ver el ser humano es indefenso espiritualmente en un mundo que le es desconocido. Y ahí la figura del buen pastor se erige como un alivio de la necesidad humana.
El otro aspecto que me da confianza acerca del fiel pastorado de Jesús, es su amor hacia los que han errado el camino. Aun cuando la oveja se ha extraviado, el buen pastor dejará todo con tal de encontrarla y traerla de regreso a su hogar.
“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.”
Mateo 18:12-14
Es asombrosa la compasión que el Maestro tenía hacia las multitudes. Él desea guiar al ser humano de vuelta a casa. No que se pierda, sino que todos procedan en arrepentimiento. La misma compasión que sintió por las multitudes, la siente hoy en día. El mismo amor por los perdidos y descarriados, lo siente hoy. Él sigue siendo el buen pastor, y desea que vuelvas a casa. Él te esta buscando. Recuerda que eres oveja y como tal dependes de Él para poder sobrevivir. ¿Estas escuchando su voz, llamándote hoy?