Me resulta curioso que se hable tanto de la paz hoy en día. Se idealiza un estado de paz mundial, otros hablan de paz interior y se dan premios nobel sobre ella. Hasta se le ha encontrado un animal que la represente (la paloma blanca con una rama de olivo). Pareciera que la sociedad sabe mucho acerca de la paz. Pero si es así, ¿Por qué hay tantos que no pueden sentirla? Se habla tanto sobre la paz, pero se nos olvidó como era
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7
Es claro que cuando leemos este versículo, nos sentimos identificados con la palabra “afán”. La palabra en griego que utiliza el apóstol Pablo es “merimnao” que literalmente puede ser traducida como preocupación. Así que las preocupaciones nos roban la paz. Y el problema de esto es que todo nos preocupa en estos días. Dinero, éxito, relaciones, seguridad, todas estas cosas nos preocupan - o la falta de ellas - Si tenemos poco dinero, nos preocupa el conseguirlo; si tenemos mucho dinero nos preocupa el mantenerlo. Si no tenemos éxito, nos preocupa pasar por fracasados en la vida. Si no tenemos una relación, nos preocupa la soledad; y si la tenemos nos preocupa que nos rompan el corazón; si ya nos lo rompieron nos preocupa el volver a ser felices. Nos preocupan los amigos y los enemigos, a los amigos mantenerlos y a los enemigos hacerles frente. Como puede ver, el ser humano ha encontrado la cualidad de preocuparse por la misma vida. Todas estas cuestiones son parte de estar vivo, así que el hombre ha logrado perturbarse por todo lo relacionado a su misma existencia.
Por tal razón la sociedad ha idealizado la paz y ha sido incapaz de alcanzarla, pues las preocupaciones que nos roban la paz, están en nuestro interior. Tampoco son una percepción de la mente como algunos podrían decir. Las preocupaciones son reales, por tanto no se trata de la forma en que las veas, sino de la forma en que lo afrontas.
El versículo de Filipenses 4:6 nos muestra que debemos hacer con las preocupaciones: “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios, en toda oración y ruego”. Resulta ser bastante práctico si lo piensa bien; pues la premisa es esta: “Si algo le preocupa, dígaselo a Dios”. La acción es sencilla por lo siguiente: Si hay alguien que sabe arreglar problemas y quitar preocupaciones, ese es Dios.
También el versículo menciona un diminuto aspecto, que resulta ser enorme en importancia. Pablo dice que las peticiones deben hacerse “con acciones de gracias”. ¿Por qué? Aunque Dios esta dispuesto a escuchar nuestras preocupaciones, también le interesa nuestro agradecimiento por lo bueno que hemos recibido. Te preocupa tu trabajo; esta bien que pidas por él, pero también acuérdate de dar gracias porque tienes uno. Te preocupa la seguridad, es bueno orar por ella, pero también da gracias por todas las veces en que Dios te ha guardado. Lo que trato de decirte, es que no te enfoques solo en la preocupación, sino también agradece por las veces en que Dios, ha hecho que no tengas de que preocuparte.
Por último quiero resaltar la virtud que tiene Dios para darnos de su paz, no porque la merezcamos, sino porque Él es fiel con aquel que le es obediente
“Jehová guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Él persevera…”
Isaías 26:3
¡Y vaya que es valiosa esa paz que Dios promete! Piensa en todas esa noches de desvelo, preocupado por una infinidad de situaciones que no puedes cambiar. ¿Cuánto habrías dado por un poco de paz? ¿Cuánto daría el mundo por esa clase de paz? No solamente un símbolo en forma de paloma, ni una quema pública de armas, no solamente una falsa percepción social; de un país sin ejercito como icono de paz (aunque en la realidad seamos una sociedad violenta); sino una paz verdadera, una tranquilidad interior, cimentada en una sana conciencia y una fe genuina.
Se nos dice que esta paz “sobrepasa todo entendimiento”. He visto enfermos terminales tener paz. He visto a muchos golpeados por la muerte, la tragedia y la injustica; y aun así gozar de una paz que nadie puede explicar, porque se sobrepone a pesar de las circunstancias más difíciles. Una paz tan poderosa que puede guardar del sufrimiento y el dolor a quien la posea. Una paz que guarda corazones y pensamientos; y que es real, aunque el mundo no sepa nada de ella.