martes, 14 de septiembre de 2010

La grandeza del servicio

¡Cuán apreciado es en estos días el verdadero liderazgo! Todas las organizaciones y estructuras sociales buscan a un líder que lleve las riendas. Las universidades aseguran poder formar al líder del mañana y las personas se esfuerzan, para desarrollar habilidades que les permita identificarse a sí mismas, como auténticos líderes del mundo competitivo actual. Es por esto que eternas discusiones sobre el liderazgo se han entablado: ¿El líder nace o se hace? A pesar de lo extenso de los argumentos, aun no han llegado a una conclusión al respecto. Y por supuesto la innumerable cantidad de requisitos de un líder: Carisma, presencia, don de mando, dientes blancos y sonrisa encantadora. Veinte minutos a fuego lento y listo, tenemos al líder de hoy en día. Un líder a la medida de la sociedad actual.
No es mi intención hacer una sátira del concepto de liderazgo, pero me es innegable observar que los líderes actuales, parecen ser más publicidad que reales representantes de autoridad. Lo que comúnmente vemos en los mal llamados líderes actuales, es una competencia desleal y encarnecida por poder y reconocimiento, aunque para alcanzarlo, deban pasar sobre los cadáveres de las victimas de su ambición. ¡Vaya modelo de liderazgo que tenemos hoy en día! Todo bajo la bandera de la competitividad.   

“Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
 Marcos 10:42-45

¿Sabía usted que la Biblia no menciona ni una sola vez la palabra “líder”? Sin embargo en muchos pasajes, si podemos encontrar la palabra siervo. ¿Será que Dios quiere decirnos algo, sobre la característica primordial que debe tener un verdadero líder?

El liderazgo no es un concepto nuevo, pero si se ha puesto muy de moda. Y a pesar de ser el término del momento, se ha desvirtuado mucho desde las palabras de Jesús, relatadas en el evangelio de Marcos. Muchos de los líderes actuales buscan mas servirse a sí mismo, que servir a los demás. Y es precisamente sobre esto que Jesús está hablando: “Aquel que desee autoridad, ha de estar dispuesto a servir a los demás”. La palabra griega utilizada en este pasaje, para servidor es diakonos (διακουία). Esta palabra era utilizada para personas que tenían el honor de servir a otros. Y para poder hacerlo debían tener una serie de requisitos, entre ellos ser honestos; respetables; no ser codiciosos e irreprochables. ¿Cuántos de nuestros líderes actuales pueden cumplir con esta lista de requisitos?  Pareciera una lista simple, pero el estándar que tiene cada uno de esos términos, es en sobremanera elevado.

Cuando miramos a Jesús, vemos en su persona el fiel reflejo del autentico líder. El atractivo de su figura de liderazgo, radica en que se interesaba genuinamente en la gente. Jesús mismo, siendo la encarnación de la divinidad, no vino a ser servido, sino que escogiendo el camino del servicio, se despojó de sus derechos como Dios y con humildad vino a servir a quienes lo necesitaban. Precisamente de eso se trata el servicio, se trata de humildad. Reconocer que servir a los otros no te denigra como persona, es una forma de demostrar que no se es más que nadie, que no hay barreras. Pienso que se trata de compartir la carga. Cada persona que ostente un puesto de autoridad, debería aprender y poner en práctica este modelo de liderazgo que nos enseñó Jesús. Aunque hacer lo que Jesús nos enseña si se ha convertido en un concepto nuevo en estos días.

¿Así que ambicionas liderazgo y autoridad? Pues bien ambicionas, pero recuerda que el camino para ello es el servicio. Debes estar dispuesto a servir más que ordenar. Las personas tienen de sobra gente que quiera darles ordenes, pero gente que esté dispuesta a servir, de esos hay pocos. La autoridad y el liderazgo no se reclaman, el respeto de los demás debes ganarlo, con la humildad que solo el servicio puede dar.

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