lunes, 19 de septiembre de 2011

Cual camino


Hace unos días escuchaba de parte de un líder dentro de una iglesia, una frase que me dio mucho en que pensar. La frase fue la siguiente: “No hablemos de doctrina pues la doctrina nos separa, mas bien hablemos de aquello que nos une”. Creo entender las intenciones que tenía esta persona al decir esta frase, pues él intentaba rehuir el conflicto y tratar de construir una unidad de criterio.

Hay grupos pentecostales, bautistas, bíblicos, anglicanos luteranos, calvinistas, de pensamiento independiente, etc. Y como podrá usted suponer, todos ellos en algún punto de sus creencias piensan distinto a los otros. Así pues este líder espiritual intentaba fortalecer aquello que nos une más que lo que nos separa, pero valió la oportunidad para que me pusiera a meditar sobre la razón de tanto separatismo y división de distintos grupos dentro de la misma iglesia. ¿En qué punto de la historia de la iglesia, las personas empezaron a pensar de forma distinta y a creer en aspectos distintos? pues cuando la iglesia primitiva fue fundada, solo tenían un criterio unificado en el cual creer.

“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”
Hechos 2:42
Antes que toda esta diversidad de criterios causara una división de doctrina en la iglesia, tenemos que recordar que los primeros cristianos tenían una sola doctrina en la cual creer, esto es lo que los apóstoles les enseñaban. Y este conjunto de enseñanzas que conformaban la doctrina apostólica llegaron a ser el pilar de la fe de la iglesia en aquellos días. Con esto nos referimos a la revelación de una misma verdad, no a la interpretación privada que cada persona tiene sobre esa verdad. Es esta interpretación privada que algunos le han dado a las enseñanzas bíblicas, lo que ha degenerado en el ultimo siglo, con el surgimiento de miles de grupos sectarios que dicen tener la verdad y la salvación en ellos mismos, torciendo y pervirtiendo la sana doctrina bíblica para su propio beneficio.  

Otro aspecto importante que podemos destacar del texto bíblico antes citado, es que la doctrina de los apóstoles en la cual los nuevos creyentes permanecían, mantenía a la iglesia unida, se nos dice que los creyentes estaban “en la comunión unos con otros”. Esto es algo que hoy en día podríamos considerar utópico. Si una persona dice ser cristiana, lo primero que le van a preguntar es: ¿De cual denominación? Y es que ya hay tantas cosas en que se cree en las iglesias, que se ha diluido la idea de unidad. No solo se ha dividido la iglesia, sino que incluso se ha vuelto difícil determinar a que grupo religioso o denominacional pertenece la persona.
El comediante Emo Philips relata la siguiente historia:
En una conversación con una persona que recién había conocido le pregunté: “¿Usted es protestante o católico?”
Mi nuevo conocido respondió: “Protestante”
Yo dije: Yo también. ¿De cual denominación?
El respondió: “Bautista”.
“¡Yo también!” Dije: “¿Bautista del Norte o Bautista del Sur?”
“Bautista del Norte” respondió
¡Yo también! Grité
Continuamos así, adelante y atrás. Finalmente le pregunté: ¿Conservador del Norte Bautista Fundamental, de la Región de los Grandes Lagos, Concilio de 1879?
El contesto: “No, Conservador del Norte Bautista Fundamental, de la Región de los Grandes Lagos Concilio 1912.
Le dije: “¡Muere, hereje!”

Aunque el ejemplo anterior es solamente un chiste contado por un comediante, es indiscutible notar que el separatismo doctrinal dentro de nuestras iglesias, se ha hecho notorio a lo ojos del mundo. Si la Biblia no es de interpretación privada, entonces no es lo que yo crea acerca de algo, es lo que Dios dice en su palabra lo que debemos creer. Todo el mundo nos dice en que debemos creer, pero ¿Estamos creyendo realmente lo que en nuestros corazones hay convicción, o ha llegado el punto en que creemos solo en lo que se nos ha dicho que debemos creer? De verdad es para pensar seriamente en ello.