martes, 1 de febrero de 2011

La bendición de Jehová

Sabía usted que una de las frases más utilizadas en todo el mundo es “Dios le Bendiga”.  Creyentes y no creyentes usan la frase en infinidad de circunstancias. Las personas se desean bendiciones unas a otras, pero ¿realmente sabrán lo que esto significa?
La gente lo que realmente desea es que le vaya bien en la vida, ese concepto es mas similar a lo que es la suerte, pues las personas en realidad lo que quieren es tener buena suerte en la vida.

Quisiera comentarle un poco en cuanto a mi experiencia con la suerte. A mis treinta años de edad, nunca he ganado un solo sorteo, de ninguna índole. Hubo una ocasión en la escuela que sortearon una caja de galletas para recolectar fondos para la fiesta de fin de año; y yo estaba determinado a romper con la mala racha de resultados en rifas, sorteos, quinielas, bingos y cuanto artilugio de suerte se ha inventado la sociedad. Como siempre he sido bueno con los cálculos, analicé el monto diario de mi mesada versus el valor de cada número del sorteo, mi conclusión es que tenía un porcentaje de éxito mayor al sesenta por ciento, si gastaba mi mesada completa en comprar números del sorteo. Lo absurdo de mi razonamiento, era que mi mesada me alcanzaba para comprar una caja de galletas igual, sin tener que probar mi suerte. El resultado no se lo tengo que explicar, dado que ya le comenté que a mis treinta años sigo con una racha invicta de derrotas. Por ambicioso y calculador me quede sin galletas, sin mesada y por ende sin almuerzo. Mala suerte dirían algunos.

“La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.”
Proverbios 10:22
Hay una enorme diferencia entre bendición y suerte. Y hay una enorme diferencia entre lo que las personas entienden de ambos conceptos.
La suerte es tan solo un buen rato, y como todo buen rato, puede convertirse rápidamente en un trago amargo. Creo que nadie pone su vida en manos de la suerte, pues la base que la sostiene no es muy estable. Y la percepción que nos da es inseguridad. Cuando una persona piensa de sí misma, que tiene mucha suerte, es porque reconoce que era más fácil que la situación particular no se diera, a que contara con la fortuna de ser favorecido. Así pues la suerte tiende a agotarse o cambiar de rumbo con mucha facilidad.

La bendición por otro lado es muy distinta, para empezar la sola palabra nos hace pensar en una procedencia divina. Y es la idea de la procedencia divina la que nos lleva a pensar en la bendición como algo bueno, noble y puro. También el entender su procedencia nos da una sensación de seguridad, si hay algo firme y permanente eso es Dios y lo que proviene de Dios. Pero tal vez, lo más relevante de la bendición, es el hecho que es Dios quien la ministra a sus hijos, y lo que El da no lo revoca ni nadie puede arrebatarlo.

Por último, la bendición trasciende más allá de la simple suerte, pues el ser bendecido no se trata de ser afortunado, una persona puede estar siendo sometido bajo la más fuerte tribulación y aun así gozar de la bendición de Dios. Dios nos bendice con su paz, su amor, su seguridad y su cuidado providencial, aunque te este yendo mal en todo lo demás.  El salmista dice: “Aunque pase por valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tu  estarás conmigo” Salmo 23:4. Note que el “valle de sombra de muerte” no parece precisamente un lugar para tomar vacaciones, pero si tengo que pasar por ahí, será una verdadera bendición que quien me acompañe sea el Señor. Esto nos dice lo más importante de la bendición, y es que la más grande fortuna que puede tener un ser humano es que Dios camine contigo.
La bendición va de la mano con Dios, y la única forma de gozar de ella es permitiendo que El vaya contigo en tu caminar. La suerte viene y se va, pero Dios y su bendición enriquecen la existencia humana.

El sorteo de la caja de galletas lo ganó la misma persona que las donaba para la recolección de fondos. El obtuvo su premio y yo dos valiosas lecciones para mi vida:

1. Si quieres galletas, mejor cómpratelas tu mismo
2. La suerte viene y se va, y por mas buena suerte que tengas, nunca la podrás compara con la bendición que solo Dios puede darle a los que le aman